Se acurruca la tarde y mi ciudad acuna su misterio.
En puntitas de pie condono los pimpollos que condenó la lluvia,
urdimbre de violetas y amarillos sobre el telar de la tierra mojada.
Menos yo, todo fluye: el tránsito, la furia, la rutina…
y pido detenerme en ese ahora en que vivir conmueve y alucina.
Mientras la primavera parpadea.
Mientras dure el instante. Todavía.
De: Transiciones